El otro día me dio por hacer otra de las recetas de mi madre de toda la vida. Una receta que me encantaba, pero que hacía en muy pocas ocasiones, y que eran unos maravillosos y suaves canelones rellenos de paté. Siempre pensé que no los hacía con más frecuencia porque debía ser una receta elaborada, pero nada más lejos de la realidad: la preparación es sencillísima y muy rápida, y la única dificultad para los principiantes puede estar en la bechamel, pero una vez que se domina esta salsa, por otra parte nada complicada de preparar, este plato es pan comido.
Además, se puede dejar el relleno preparado el día anterior, listo para añadirle un poco de bechamel y montar los canelones. De hecho, este es un plato ideal para hacer con niños!!!!
Ingredientes
- 24 placas de canelones precocidos
- 300 gr de jamón York picado
- 3 huevos duros cocidos y picados
- 250 gr de paté de hígado de cerdo
- 100 gr de mantequilla
- 100 gr de harina
- 1,5 l de leche caliente
- Nuez moscada
- Sal y pimienta
Elaboración
En un bol grande, mezclar el jamón con el paté y los huevos, removiendo hasta que quede una fina pasta.
Preparar los canelones según las indicaciones del envase (normalmente, es poner las placas de una en una en una cazuela de agua muy caliente, y dejarla al fuego sin que llegue a hervir, removiendo suavemente de vez en cuando, unos 20 minutos).
Mientras, hacer la bechamel. En una sartén o cazuela antiadherente, derretir la mantequilla, y enseguida añadir la harina (si dejamos que la mantequilla se caliente demasiado, la harina se quemará). Dejar que se haga un par de minutos, removiendo bien para que no se queme. Comenzar a añadir la leche en pequeños chorros, removiendo constantemente para integrarla totalmente antes de añadir el chorro siguiente. Cuando haya cogido la consistencia deseada, salpimentar y añadir un poco de nuez moscada. Debe quedar más ligera que la bechamel para croquetas, por lo que si ves que con litro y medio de leche no hay bastante, añade un poco más.
Añadir cuatro o cinco cucharadas de bechamel a la masa, de modo que se ponga un poco más jugosa pero no pierda la consistencia.
Sacar las placas de canelones del agua, y extenderlas ordenadamente, una al lado de otra, sobre paños limpios de cocina. Encender el grill del horno.
Extender un poco de bechamel en el fondo de las fuentes que se vayan a usar para servir. Rellenar los canelones poniendo un poco de relleno en cada uno con una cuchara, y asegurándose de que el relleno no queda sólo en el centro sino que va de lado a lado, de modo que cuando enrollemos el canelón, no queden los extremos vacíos. Enrollar los canelones, y colocarlos a continuación en la fuente con el cierre para abajo. Verter sobre ellos la bechamel procurando que queden totalmente cubiertos (si vemos que la bechamel se ha enfriado, calentarla un poco removiendo, para que no esté tan espesa). Espolvorear con parmesano recién rallado, distribuir por encima varios pegotitos de mantequilla, y gratinar hasta que estén dorados.
Nota: yo utilizo un paté suave, pero si se prefieren los sabores más intensos, usar una lata de paté suave de 200 gr (tipo Louriño o similar), y completar el resto con La Piara Tapa Negra.
Jolines, Ana, pero qué casualidad. ¿Sabes que los que mi madre ha hecho siempre, siempre son muy, muy del estilo de los tuyos? La única salvedad está en que ella utiliza un poco de carne picada, pero por lo demás, casi calcada la receta. Ella aprendió a hacerlos siendo jovencita en Barcelona, y de allí se trajo un libro de recetas de las que las páginas están amarillentas y al abrirlo te huele a viejo de verdad. Solo falta que me digas ahora que tu madre también aprendió a hacerlos allí, ja ja ja.
Lo de poner un poquito de la salsa bechamel en la base de la bandeja de horno es algo que también hago yo: para evitar que los canelones se peguen en la base; y el hecho de añadir un poquito de esta salsa al relleno hace que la farsa quede amalgamada y no se desmorone ni al rellenar los canelones, ni al comerlos.
Chica, que ni que hubiera escrito yo la entrada … Ja ja ja.
Un beso! … y feliz semana.
Ja, ja, jaaaa!!!! La verdad es que eran los únicos canelones que hacía mi madre, pero le quedaban riquísimos, y ya de mayores, no sé por qué, dejó de hacerlos. Eso sí, en Cataluña no la aprendió seguro, pues allí ha estado sólo como turista. Ya indagaré…
Me da la risa porque leo los comentarios de Yolanda y tuyo y es que siento como si estuviérais de tertulia y yo me quiero unir a vosotras…jajaja.
Mi madre siempre los hizo de atún y salsa de tomate. Nada más. Sencillos pero sabrosos.
Recuerdo que cuando los preparaba era siempre por algún motivo especial, una celebración, un aniversario, un cumpleaños, etc. Y entonces nos poníamos todos la mar de contentos porque nos requetechiflaban a todos.
Yo los hago muy de vez en cuando y noto que mis hijos reaccionan de igual manera, haciéndome la ola cuando caen en la mesa.
Debería de animarme más a menudo. Con tu receta, que me parece la bomba, ya tengo casi casi casi el empujoncito que necesitaba y puede que caigan como plato de pasta semanal. Ya te contaré 🙂
Es cierto, yo lo vivía igual con los canelones de mi madre. Eran como un plato «festivo». Y eso puedo entenderlo para unos canelones tradicionales, que lleva su tiempo hacer el relleno. Pero estos no!!! Y si se hacen con pasta precocida, mucho más rápido todo. Así que anímate a hacerlos, ya verás qué fáciles y rápidos. Y qué ricoooosssss….