Este fin de semana hice una receta de tarta de queso y chocolate que venía recomendadísima por la autora, y no es que fuera un fiasco (la receta queda perfecta, pero el resultado es una tarta demasiado densa y cremosa, que no es muy de nuestro agrado), pero tampoco nos emocionó. Así que nos comimos un trozo cada uno, y el resto la llevé a la oficina. Y me quedé sin receta dulce para publicar 😦
Así que rebuscando en mis archivos, me he encontrado con esta receta, una de esas que apuntas en trocitos de papel y se quedan luego incordiando en los cajones, que salió deliciosa, y que por alguna razón aún no había publicado. Las fotos son antiguas, y por eso no podéis ver el corte del bizcocho: cuando las hice era una auténtica novata en esto del blogging y no caía en esos detalles. No es que ahora sea una experta, ni mucho menos, pero una va aprendiendo y tratando de mejorar cada día.
Así que aquí os dejo con una receta de bizcocho con un delicioso sabor a requesón, y un suave perfume de limón, perfecto para una merienda como las de antes…
Ingredientes
- 175 g de mantequilla, más algo de mantequilla extra para engrasar el molde
- 200 g de harina
- 2 cucharaditas de levadura en polvo
- 1 cucharadita de sal
- 350 g de requesón
- 350 g de azúcar
- 3 huevos grandes a temperatura ambiente
- 1 cucharadita de extracto de vainilla
- Ralladura de dos limones
- 3 cucharadas de zumo de limón
Elaboración
Precalienta el horno a 180º C.
Engrasa y enharina un molde de 25 x 15 cm.
En un bol, mezcla bien la harina, la levadura y la sal.
Con unas varillas eléctricas, una Kitchen Aid o similar, crema la mantequilla, el requesón y el azúcar hasta que obtengas una masa suave y cremosa.
Sin dejar de batir, incorpora los huevos, uno a uno. No incorpores un huevo hasta que no hayas integrado bien el anterior.
Añade por último el extracto de vainilla, y la ralladura y zumo de limón, y mezcla bien.
Para la máquina, retira las varillas y tamiza la harina sobre la mezcla en tres veces, incorporándola bien con una espátula, con movimientos suaves y envolventes (sin batir) para no perder el aire que se ha incorporado a la masa.
Trabaja la masa suavemente hasta que no veas grumos de harina, y en cuanto eso ocurra deja de remover, y vierte todo en el molde.
Hornea entre 50 y 60 minutos, y si ves que se empieza a poner demasiado dorado, tapa el bizcocho con papel de aluminio. Antes de sacar del horno, introduce una aguja larga en el bizcocho y mira si al sacarla sale limpia. Si es así, el bizcocho está listo. Si arrastra un poco de masa, déjalo cinco minutos más y vuelve a comprobar al cabo de ese tiempo.
Al sacar el molde del horno, ponlo sobre una rejilla durante 15 minutos. Después, pasa con cuidado un cuchillo por las cuatro caras para separar bien el bizcocho del molde. Sácalo, y déjalo en la rejilla para que termine de enfriarse del todo.
Está delicioso tal cual, pero más aún si preparas un coulis sencillo de frambuesa, poniendo a calentar mermelada de frambuesa con un poco de agua, y colándola después para retirar todas las pepitas.
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