Si hay un postre típico de la gastronomía española, que sale bien a la primera, gusta a todos, y se hace sin complicaciones y en un tiempo récord, ese postre es las peras al vino. Una auténtica delicia que, gracias a la variedad de peras que tenemos hoy en día en los mercados, puede hacerse durante todo el año.
Para mí, es la receta perfecta cuando has abierto una botella de vino para cocinar cualquier cosa que requería sólo “un vasito”, o para aprovechar el vino que ha sobrado en una comida familiar. Pero sobre todo, es un recurso fantástico cuando tienes invitados y quieres quedar bien sin darte una paliza en la cocina.
Ingredientes
- 6 peras
- 1 botella de vino dulce Pedro Ximénez
- 200 g de azúcar
- 1 rama de canela
- La piel de una naranja
Elaboración de las peras al vino
Lava bien las peras, y pélalas, dejando el tallo para poder manipularlas.
Rebana la base de cada pera para que se sostenga con facilidad, y ponlas en una cazuela del tamaño adecuado como para que queden ni muy apretadas ni muy sueltas.
Añade el vino, el azúcar, la canela, y la piel de naranja, y lleva a ebullición. Cuando rompa a hervir, baja la temperatura, tapa el cazo, y deja cocer a fuego lento durante 20 -30 minutos, girándolas de vez en cuando, hasta que veas que están listas. Lo sabrás pinchando una pera hasta el corazón, y comprobando que la carne está tierna, pero aún firme.
Déjalas enfriar por completo en el vino (las puedes dejar durante la noche), para que los sabores se fusionen perfectamente.
Al día siguiente, retíralas de la cazuela y deja reducir el vino hasta que coja un poco de densidad, con un punto almibarado.
Están deliciosas servidas frías, con un poco de salsa, y una bola de helado de vainilla.
Puedes hacer una buena cantidad de peras y conservarlas, colocándolas en botes esterilizados, cerrando bien las tapas, y dejando hervir 10 minutos. Se mantendrán aproximadamente medio año.
Notas:
Este postre puede hacerse también con vino blanco y vino tinto. No es necesario usar un vino caro para que quede perfecto, y podemos aprovechar sin problema los vinos que hayan sobrado en una comida o cena.
Puedes darle un toque extra de aroma si usas un poco de anís estrellado, clavo, cardamomo, o vainilla.
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