Tengo la sensación de que hace siglos que no escribo en el blog, y la realidad es que mi último post es de la semana pasada. Pero para mí, estos diez días han sido casi como un mes. Y hasta me siento un poquito culpable por espaciar tanto mis publicaciones, y sobre todo por aquellas que pienso que debería haber publicado ya, y que de tanto retrasarlas, porque al querer escribirlas bien requieren un tiempo que nunca encuentro, casi dejan de tener sentido.
Pero de momento esto es lo que hay. Y cuando estoy hasta arriba de trabajo y de follones, no puedo pensar en cocinar puturrús gastronómicos. Yo no sé vosotros, pero cuando estoy estresada me voy directa a los platazos tradicionales. Como éste de hoy. Pedazo de guiso que se marca de nuevo Omar Allibhoy, y es que adoro a este hombre. Plato que hago de él, plato que bordo. A eso lo llamo yo recetas bien explicadas.
Y ésta, en concreto, se la quiero dedicar a Lore. Una simpatiquísima foodie a la que conocí en un curso de sushi en Kitchen Community y que me alegró el día que no veas, con lo down que estaba yo. Así que, Loreto, va por ti:
Ingredientes:
- 4 cuartos traseros de pollo, cortados en trozos grandes
- 20 castañas frescas
- 100 ml de aceite de oliva
- 5 dientes de ajo finamente picados
- ½ cebolla finamente picada
- 1 tallo de apio finamente picado
- 8 hojas de salvia (opcional)
- 250 ml de vino tinto
- Un chorreón de coñac
- 200 ml de agua
- 40 uvas
- Sal y pimienta negra recién molida
Elaboración:
Pon a hervir agua en una olla grande. Corta las castañas por la mitad y échalas en el agua hirviendo, dejándolas cocer 10 minutos. Escúrrelas y deja enfriar un poco. Pélalas antes de que se enfríen del todo.
Salpimenta el pollo. Pon a calentar el aceite en una olla grande de base gruesa, y fríe el pollo hasta que esté dorado por todos los lados. Añade el ajo y las castañas peladas, y tras un minuto, la cebolla y el apio picados. Cocina revolviendo 10 minutos, hasta que la cebolla y el apio se hayan ablandado y dorado.
Añade las hojas de salvia, si las tienes, el coñac y el vino tinto, y flambea prendiendo fuego con una cerilla larga. Reduce los líquidos hasta que prácticamente se hayan consumido, y entonces añade el agua. Prueba, rectifica de sazón y añade las uvas. Baja el fuego y deja cocer a fuego lento 20 minutos.
Et voilá, un platazo sencillo de elaborar y de lo más resultón y reconfortante. Otro más para la colección de guisos, que creo que este invierno va a crecer pero que bien. Que os aproveche…
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